Las dos enormes explosiones que sacudieron al puerto de Beiru el 4 de agosto acabó con la vida de de mas de 100 personas murieron y más de 4.000 resultaron heridas. Los estallidos devastaron barrios enteros de la ciudad.
Según informó la Cruz Roja libanesa este miércoles, as autoridades temen que aumenten dada la cantidad de desaparecidos que pueden estar entre los escombros de los edificios colapsados.
En el epicentro de la explosión, cuya onda de choque se sintió hasta en la isla de Chipre, a más de 200 kilómetros de distancia, el panorama seguía siendo apocalíptico: los contenedores parecen latas de conserva retorcidas, los coches están calcinados, el suelo, alfombrado de maletas y papeles que salieron disparados de las oficinas cercanas.
Varios cascos azules a bordo de un barco atracado en el puerto resultaron heridos graves, según la misión de la ONU en el Líbano. Los socorristas, con la ayuda de guardias de seguridad, buscaron toda la noche a supervivientes o muertos atrapados bajo los escombros.
En cuanto a las causas del desesatre, en una reunión de urgencia con el presidente, el primer ministro de Líbano, Hassan Diab, reveló que había un cargamento de 2.750 toneladas de nitrato de amonio que llevaba seis años almacenado en el puerto sin las medidas de seguridad adecuadas.
Asimismo, el jefe de Seguridad General, Abbas Ibrahim, y otros miembros del gabinete coincidieron en señalar la misma causa. Sin embargo, lo que nadie explica hasta ahora es qué es lo que hizo que el material prendiera.
El presidente de la República, Michel Aoun, declaró tres días de luto y anunció un fondo de emergencia por valor de unos US$66 millones.