El fragmento que se desprendió hace varios días tiene unos 175 kilómetros cuadrados y 19 kilómetros de largo.
El iceberg, llamado A68, se desprendió de la barrera de hielo Larsen C, en la costa este de la Península Antártica, en 2017. Se había desplazado al norte poco a poco hasta este año, cuando una corriente oceánica lo impulsó rápidamente hacia el Atlántico Sur. El bloque de hielo, se separó del resto del casquete en la madrugada del viernes, según los datos recogidos por los instrumentos británicos instalados cerca de la estación.
Actualmente la masa de hielo se está dirigiendo hacia el norte desde la Península Antártica y se espera que habiendo entrado en aguas más ásperas y cálidas, las corrientes lo lleven hacia el Atlántico.
Por otro lado, British Antarctic Survey (BAS), organización de investigación polar que opera la instalación, informó que no presenta ninguna amenaza para vidas humanas puesto que las 12 personas que trabajaban en la estación Halley VI, situada a menos de 20 km de la zona de ruptura, fueron evacuadas en avión a mediados de febrero.
«Nuestros equipos llevan años preparándose para que un iceberg se desprenda de la plataforma de hielo de Brunt», los equipos controlan diariamente el progreso de las fallas mediante «una red automatizada de instrumentos GPS de alta precisión alrededor de la estación», así los explicó Jane Francis, directora del BAS