El Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 está trabajando en un decreto sobre comedores escolares con el objetivo de reducir la tasa de obesidad y sobrepeso infantil en España, que actualmente supera el 36% y afecta principalmente a familias de bajos recursos.
La normativa, que aún debe ser aprobada por el Consejo de Estado y el Consejo de Ministros, incluye medidas para prohibir la venta de bollería industrial, refrescos y bebidas energéticas en máquinas expendedoras y cafeterías de colegios e institutos. También busca restringir los productos que excedan los límites recomendados de azúcares, grasas y sal.
Además, el decreto plantea la eliminación de la publicidad de productos no saludables en las máquinas expendedoras y su prohibición en zonas accesibles a alumnos de infantil y primaria. En cuanto a los comedores, la normativa exigirá reducir el número de frituras, utilizar aceites adecuados y aumentar el consumo de frutas, verduras y hortalizas.
Base científica y diagnóstico del problema
Las medidas se fundamentan en recomendaciones de la OMS y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) sobre la ingesta de nutrientes. La necesidad de este decreto se evidenció en el informe del Plan Nacional de Control Oficial de la Cadena Alimentaria, que evaluó más de 5.000 colegios en 14 comunidades autónomas y reveló que un tercio de los comedores escolares ofrecen demasiadas frituras y pocas verduras.
En los institutos con máquinas expendedoras, el 68,8% no cumplen con los criterios nutricionales establecidos, mientras que en las cafeterías el incumplimiento es aún mayor, alcanzando el 74,4%. Además, el porcentaje de centros que respetan estas normativas ha ido disminuyendo: del 57% en 2021, al 37,5% en 2022 y al 31,9% en 2023.
Nuevos límites nutricionales
Si el decreto es aprobado, los productos disponibles en máquinas expendedoras deberán cumplir con los siguientes criterios:
- Máximo 200 kilocalorías por porción, siguiendo la recomendación de la OMS sobre la distribución de energía diaria.
- Grasas totales: No más del 35% del total calórico (máximo 7,8 g por porción).
- Grasas saturadas: No superar el 10%, es decir, 2,2 g por porción.
- Azúcares añadidos: Límite del 10%, equivalente a 5 g por porción.
- Sal: No más de 0,5 g por porción (0,2 g de sodio).
Un modelo que podría extenderse al resto del mundo
Aunque este decreto se está impulsando en España, el impacto de la obesidad infantil es un problema global, y medidas similares podrían implementarse
en otros países en el futuro. La mala alimentación y el consumo excesivo de productos ultraprocesados están relacionados con enfermedades como la diabetes, problemas cardiovasculares y trastornos metabólicos, afectando la salud de niños y jóvenes a nivel mundial.
Si esta iniciativa española muestra resultados positivos, podría convertirse en un modelo de referencia internacional, promoviendo un cambio en las regulaciones alimentarias escolares en distintas partes del mundo para garantizar una alimentación más saludable para las nuevas generaciones.