En una reunión con la diputada, quien atendió el llamado de los campesinos en Pivijay, Salamina y Remolino, diferentes agricultores del Magdalena le manifestaron a esta que están quebrados, que han quedado con una mano adelante y otra atrás.
Advirtieron que durante la última creciente que, dejó el río Magdalena, se vieron afectadas las cosechas. Incluso, les costó la vida a numerosos animales de pequeños ganaderos y no se alcanzó a percibir ninguna intervención institucional.
“Estamos en quiebra y nos sentimos olvidados. No tenemos con qué comprar semillas, los litros de veneno necesarios para la siembra están carísimos y las tierras están, así como se ven, sin cosecha porque en noviembre y diciembre se la llevó el río Magdalena” testificó Yeison Manrique, campesino de Guáimaro.
Los testimonios fueron registrados audiovisualmente por Elizabeth Molina Campo, diputada del Magdalena; quien asegura son la muestra del olvido que vive uno de los sectores más importantes del departamento.