La diputada Elizabeth Molina Campo denunció que, en el corregimiento de Bermejal, en el municipio de San Zenón, docenas de niños reciben clases debajo de un árbol porque el colegio que se prometió, se contrató y se pagó más de mil millones de pesos, ahora está convertido en un ‘elefante blanco’.
La obra fue contratada para ser entregada en seis meses, sin embargo, comenzó su construcción y quedó a media marcha, han pasado dos años y la infraestructura está olvidada, sin pisos, sin techo, sin ventanas, sin pupitres y solo con paredes sin terminar.
“Es inaceptable que la plata de los magdalenenses se siga perdiendo, pero es verdaderamente triste que la educación de cientos de niños se vea truncada y afectada porque un alcalde, un contratista y millones de pesos se desaparezcan y no haya colegio”, puntualizó.
Dijo que, como ciudadana, como diputada, como magdalenense no se cansara de denunciar y exigir la terminación de las obras y más en este caso que se trata de un derecho fundamental de niños y adolescentes del Magdalena, como es el derecho a educarse.
Explicó que el alcalde que encargó el gobernador Carlos Caicedo en San Zenón fue Carlos Bonilla, quien entregó el contrato en el 2020 para la construcción del colegio José de la Luz Martínez en el corregimiento Bermejal al contratista Armando Pabón Torres.
Esa construcción fue contratada con interventoría por 950 millones de pesos, meses después le aplicarían dos adiciones presupuestales que superan los 200 millones de pesos y casi tres años después, la escuela continúa en paredes.
“Bermejal es un corregimiento que está a seis horas de Santa Marta, pero es como si estuviera a décadas de atraso. Y como está lejos y nadie se entera de lo que allá ocurre, entonces creen que tienen la posibilidad de robarse la plata de la construcción de un colegio, que sepa el contratista y todos los responsables que continuaré llevando este caso a las instancias judiciales”, sostuvo.
Padres de familia, estudiantes, docentes y habitantes del corregimiento de Bermejal exigen la terminación del colegio, que quedó a media marcha y obliga a que los niños reciban sus clases debajo de un árbol en una calle del corregimiento o en casa de algún vecino.