En las últimas horas, la Secretaría de Salud de Santa Marta se pronunció luego de conocerse el caso de Stefanía Villamizar González, una menor bumanguesa de solo 10 años, quien murió de forma extraña luego de haber pasado vacaciones de mitad de año en esta capital.
Ante lo ocurrido, la Secretaría dijo en un comunicado que «no hay certeza, ni elementos probatorios, que indiquen que la niña se haya contagiado durante su estancia en Santa Marta, en un hotel o en una piscina».
De igual manera, la cartera de Salud de este Distrito señaló que «durante su atención médica en la ciudad de Bucaramanga, en el mes de junio, se realizó el diagnóstico de meningitis, descartando un origen bacteriano o viral».
Asimismo, indicó que ha realizado el estudio de campo y la búsqueda activa de casos, encontrando que no hay incumplimiento a las normas de salud pública del establecimiento asociado, ni se han reportado casos similares en las personas que han frecuentado los mismos lugares de la niña que falleció, incluyendo otros miembros de su familia y amigos con quienes departió.
En el comunicado se expresa, además, que la alcaldesa Virna Johnson «expresa su solidaridad a la familia de la niña, y extiende su acompañamiento en su dolor», y se puntualiza que el Distrito «agradece a la Secretaría de Salud de Santander y al Instituto Nacional de Salud, por su acompañamiento técnico e institucional en el estudio del caso».
Por otra parte, el Instituto Nacional de Salud (INS) afirmó que la pequeña de 10 años «murió por una meningitis causada por agente infeccioso poco frecuente, mientras estaba de vacaciones, ocurrió en junio y fue notificado al SIVIGILA del INS en ese mismo mes. El reporte fue notificado por un hospital de Bucaramanga como una posible meningitis, que fue atendida en esa ciudad, de acuerdo con los protocolos de atención y de vigilancia establecidos».
«De acuerdo con la información diagnóstica y epidemiológica, se descartó inicialmente que la meningitis fuera causada por una bacteria (Streptococo o Meningococo, como las más frecuentes) o por un virus (entre ellos, los de encefalitis equina)» mencionao en un comunicado.
Posteriormente, en el análisis postmortem, el laboratorio de Patología del INS exploró la posibilidad de una afectación por un parásito ambiental y detectó hallazgos compatibles con una ameba.
«El caso no corresponde a una transmisión orofecal, dadas las características clínicas y ambientales, que sería el caso de las amebas que habitualmente causan enfermedad gastrointestinal», resalta el INS.
Subraya que «al explorar el caso, se concluyó que la niña tuvo múltiples inmersiones en diferentes cuerpos de agua. Este tipo de agentes parasitarios pueden entrar en contacto con el ser humano habitualmente en ambientes como una piscina o el mar u otro, pero no causan enfermedad. Sin embargo, algunos seres humanos tienen susceptibilidad anatómica o fisiológica a dichos agentes y al tener contacto con ellos, pueden desarrollar una enfermedad que incluso puede llevar a la muerte. Esto ocurre de una manera muy particular y excepcional, no es un diagnóstico frecuente».
Finalmente, precisa que «se descartó el riesgo para la comunidad», dado que «luego de concluirse la investigación sanitaria, la secretaría distrital no encontró hallazgos que pudieran generar algún tipo de indicación sanitaria por la afectación específica de una u otra fuente de agua para fines de tipo recreativo u otros».