Su triunfo, más que una victoria personal, representa el reconocimiento a una dinastía de tradición musical que ha marcado el vallenato desde sus raíces: los Zuleta.
“Si me muero hoy, me muero feliz”, dijo emocionado el acordeonero tras recibir la corona que dedicó a su familia, a su pueblo y, sobre todo, a su mentor musical: “Esta corona no es mía. Es del viejo Emiliano, de Carmen Díaz, de Poncho, de Emiliano, de Héctor, de Mario, de María, de Carmen Sara, de Carmen Emilia… de una dinastía en general. Y de mi padre musical, Diomedes Díaz. Él me lanzó, y desde el cielo sé que está feliz”.
Su triunfo, más que una victoria personal, representa el reconocimiento a una dinastía de tradición musical que ha marcado el vallenato desde sus raíces: los Zuleta.
“Si me muero hoy, me muero feliz”, dijo emocionado el acordeonero tras recibir la corona que dedicó a su familia, a su pueblo y, sobre todo, a su mentor musical: “Esta corona no es mía. Es del viejo Emiliano, de Carmen Díaz, de Poncho, de Emiliano, de Héctor, de Mario, de María, de Carmen Sara, de Carmen Emilia… de una dinastía en general. Y de mi padre musical, Diomedes Díaz. Él me lanzó, y desde el cielo sé que está feliz”.
Además, aseguró que el premio recibido será donado íntegramente a una fundación dedicada a la rehabilitación de habitantes de calle. “Después de pagarle a mis músicos, no me voy a quedar con un peso. Que sean testigos los medios”, recalcó.