La izquierda boliviana enfrentó un revés sin precedentes en las recientes elecciones presidenciales. El Movimiento al Socialismo (MAS), que gobernó durante casi dos décadas bajo Evo Morales y Luis Arce, se desplomó en la primera vuelta, quedando reducido a cifras marginales.
Andrónico Rodríguez y Eduardo del Castillo, representantes del MAS, apenas alcanzaron porcentajes de un solo dígito, reflejando el declive de un partido que durante años monopolizó el poder en Bolivia. En contraste, el senador Rodrigo Paz Pereira obtuvo aproximadamente un 31 % de los votos, seguido del expresidente Jorge “Tuto” Quiroga con un 27 %, quienes disputarán la segunda vuelta programada para el 19 de octubre. Samuel Doria Medina, que en encuestas figuraba como favorito, quedó en tercer lugar con cerca del 19 %, sin opciones de avanzar.
El hundimiento del MAS se atribuye a la crisis económica, con inflación cercana al 20 %, escasez de combustibles y una significativa caída de las reservas internacionales. A esto se suma la división interna entre Morales y el presidente saliente Arce, que dejó al partido fragmentado y sin liderazgo definido. Morales, inhabilitado para postularse, alentó el voto nulo, debilitando aún más a sus antiguos aliados.
Tras casi veinte años de hegemonía socialista, Bolivia se prepara para elegir entre dos proyectos de derecha, en un escenario donde la economía y la demanda ciudadana de cambio serán los factores decisivos.







