El aeropuerto El Dorado de Bogotá, reconocido como la terminal aérea más transitada de Latinoamérica, se convirtió este sábado 4 de octubre en el epicentro del caos justo al inicio de la Semana de Receso Escolar, una de las temporadas turísticas más importantes del año. Desde las primeras horas de la mañana, miles de pasajeros se enfrentaron a filas interminables, demoras superiores a las dos horas y aglomeraciones masivas en el área de Migración Colombia, lo que ocasionó la pérdida de numerosos vuelos internacionales y una ola de inconformidad entre los viajeros.
Las imágenes y videos compartidos por los pasajeros en redes sociales mostraban una sola fila que reunía a más de 1.200 personas tratando de pasar por los controles migratorios. Muchos de ellos denunciaron una falta evidente de personal en los puntos de atención, y afirmaron que el servicio colapsó por completo debido a la alta afluencia de turistas nacionales y extranjeros.
En medio del desorden, algunos usuarios encontraron panfletos en las taquillas vacías, supuestamente firmados por el Sindicato General de Empleados Representativos de Migración Colombia (Sugemigc) y la Asociación Nacional de Empleados de Migración Colombia (Anemco). En los documentos, los trabajadores reclamaban mejores condiciones laborales y denunciaban la “deshumanización” de su trabajo, además de señalar el incumplimiento de compromisos por parte del Gobierno. Todo apunta a que el colapso estaría relacionado con una protesta silenciosa del personal de Migración, aunque las autoridades aún no lo han confirmado.
A esta situación se suma el malestar que ya se vive desde hace meses en la terminal aérea por parte de los controladores aéreos, quienes han trabajado bajo operaciones mínimas debido a la sobrecarga laboral y la falta de personal técnico, generando retrasos constantes en los vuelos nacionales e internacionales.
Una crisis en medio del auge turístico
Paradójicamente, el caos ocurre en el momento de mayor crecimiento histórico para El Dorado. Según datos de El Espectador, el aeropuerto ya se posiciona oficialmente como la terminal más transitada de América Latina, con más de 45 millones de pasajeros anuales. Además, Bogotá ha experimentado un “boom” turístico sin precedentes, registrando hasta junio de este año 1,1 millones de visitantes internacionales, lo que representa un aumento del 6,4 % respecto al 2024.
Sin embargo, este crecimiento ha encendido las alarmas sobre la capacidad real del aeropuerto y de la ciudad para manejar semejante flujo de personas. Mientras los sindicatos exigen una ampliación de infraestructura y mejores condiciones para el personal, el operador privado OPAIN defiende sus avances logísticos y asegura que ha trabajado para optimizar los procesos internos sin necesidad de nuevas expansiones.
Silencio oficial y reclamos de los viajeros
Hasta el cierre de esta edición, ni Migración Colombia ni OPAIN han emitido un comunicado oficial sobre lo ocurrido ni sobre la supuesta huelga del personal. La ausencia de información oficial ha incrementado la frustración de los usuarios, muchos de los cuales perdieron sus vuelos o enfrentaron retrasos de más de tres horas.
Entre las quejas más repetidas se encuentran la falta de orientación al público, la ausencia de voceros oficiales y la escasez de medidas de contingencia para manejar la congestión. Algunos viajeros, en particular los que tenían conexiones internacionales, denunciaron pérdidas económicas considerables y exigieron compensaciones por parte de las aerolíneas y las autoridades aeroportuarias.
Lo ocurrido en El Dorado ha reabierto el debate sobre la necesidad urgente de modernizar los procesos migratorios, reforzar el personal operativo y revisar los acuerdos laborales dentro del aeropuerto. Para muchos expertos en transporte aéreo, la situación refleja una crisis de gestión estructural en el principal terminal del país, una que, si no se atiende con prontitud, podría repetirse durante las próximas temporadas de alta demanda.