La administración del expresidente Donald Trump prepara un paquete de ayuda económica sin precedentes para los trabajadores agrícolas, uno de los sectores más golpeados por la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Según fuentes cercanas a la Casa Blanca, el plan podría superar los 10.000 millones de dólares, aunque algunos informes —como uno de Reuters— apuntan a que la cifra final podría acercarse a 15.000 millones de dólares.
El objetivo de este paquete es mitigar las consecuencias que ha tenido la disminución de exportaciones agrícolas hacia China, especialmente de productos como la soja, el maíz y el trigo. Desde que Pekín decidió reducir drásticamente sus compras en respuesta a los aranceles impuestos por Washington, los productores estadounidenses han experimentado una de las peores crisis del sector en la última década.
El principal asesor económico del gobierno, Kevin Hassett, explicó en entrevista con CNBC que el equipo económico ha sostenido “numerosas reuniones durante la última semana o dos” para definir cómo compensar las pérdidas de los agricultores. Por su parte, Brooke Rollins, secretaria de Agricultura de Estados Unidos, señaló que “el éxito de los agricultores es una prioridad nacional” y que el Gobierno ya está implementando medidas de emergencia para brindar alivio a las comunidades rurales.
Datos del Departamento de Agricultura muestran que, en 2024, China compró alrededor de 12.600 millones de dólares en soja estadounidense, pero al iniciar la temporada actual, no se registraron nuevas adquisiciones. Esta ausencia de demanda ha puesto en riesgo a miles de productores, especialmente en los estados del medio oeste, donde la agricultura es el principal motor económico.
El expresidente Trump indicó que parte de los fondos para este programa podrían provenir de los ingresos por aranceles aplicados a productos chinos. De acuerdo con el Departamento del Tesoro, el gobierno federal recaudó aproximadamente 215.000 millones de dólares en tarifas durante el año fiscal 2025, recursos que se destinarían, en parte, a reforzar el plan de ayuda.
El gobierno busca que el programa no solo compense las pérdidas inmediatas, sino que también estimule la producción local y garantice la estabilidad de precios en el mercado interno. En palabras de un portavoz de la Casa Blanca, la medida pretende “defender el trabajo duro de los agricultores estadounidenses y asegurar que la nación mantenga su independencia alimentaria frente a la competencia extranjera”.
Con este anuncio, la administración Trump espera aliviar la presión económica sobre un sector históricamente fundamental para la economía estadounidense y políticamente clave para su base electoral.







