La violencia volvió a estremecer al corregimiento de Bajo Calima, en zona rural de Buenaventura. En un video que circula en redes sociales, se observa a hombres armados disparando en plena calle, entre viviendas del sector La Colonia. La Personería del distrito confirmó la autenticidad de las imágenes y advirtió que corresponden a los más recientes enfrentamientos entre guerrilleros del ELN y las disidencias de las FARC.
De acuerdo con la Personería y la Defensoría del Pueblo, los combates entre el frente de guerra occidental del ELN y la columna Wilson González del frente Jaime Martínez se han vuelto casi diarios, dejando un saldo preocupante: más de 500 familias confinadas, sin acceso a alimentos, atención médica ni servicios básicos.
“Estas comunidades están literalmente aguantando hambre. Los grupos armados patrullan el casco urbano como si fueran autoridad, mientras el Estado sigue sin presencia efectiva”, denunció Jefferson Potes, personero de Buenaventura, quien alertó además sobre el riesgo de reclutamiento forzado de menores.
En total, 516 familias —1.419 personas— pertenecientes al Consejo Comunitario de La Colonia se encuentran en situación de confinamiento. La Defensoría ha documentado graves violaciones a los derechos humanos, incluyendo asesinatos selectivos, desapariciones, violencia sexual contra mujeres y niñas, uso de drones en ataques y ocupación ilegal de viviendas.
Durante septiembre, la tensión alcanzó niveles críticos con incursiones armadas en escuelas, patrullajes ilegales y un atentado con granada cerca del SENA que dejó a dos mujeres gravemente heridas.
Frente a la situación, el obispo de Buenaventura, monseñor Rubén Darío Jaramillo, hizo un llamado urgente a la paz:
“Elevamos una voz al cielo para que quienes siembran violencia detengan sus armas. Que los sonidos en estos territorios vuelvan a ser los de las aves y las risas de los niños, no los de las balas. Que las autoridades cumplan su compromiso de proteger a la comunidad”, expresó el prelado.
Por su parte, la Fuerza Naval del Pacífico informó que mantiene operaciones en la zona, aunque aseguró no tener reporte directo de los enfrentamientos más recientes.
Mientras tanto, en el casco urbano de Buenaventura circula un comunicado sobre un presunto cese al fuego entre las bandas “Shottas” y “Espartanos”, estructuras criminales que operan en la ciudad y participan en la mesa sociojurídica de paz con el Gobierno Nacional. No obstante, la Personería advirtió que dicho acuerdo no incluye el cese de actividades delictivas como la extorsión o el hurto, por lo que la situación de seguridad sigue siendo frágil.
La población de Bajo Calima permanece atrapada entre el fuego cruzado, esperando que las acciones institucionales pasen de los anuncios a la protección efectiva, mientras la violencia continúa arrebatando la tranquilidad del Pacífico colombiano.