La cuarta temporada de The Witcher llegó a Netflix el pasado 30 de octubre con la expectativa de marcar un nuevo rumbo para la serie tras la salida de Henry Cavill. Sin embargo, lo que pretendía ser una etapa de renovación terminó convirtiéndose en uno de los mayores tropiezos de la plataforma en materia de fantasía. La recepción por parte del público y la crítica ha sido particularmente severa y ha puesto en duda el futuro de la franquicia.
En Rotten Tomatoes, la temporada registra un 56 % de aprobación entre los críticos, el puntaje más bajo desde el inicio del proyecto. La reacción del público ha sido aún más contundente, con valoraciones que rondan entre el 18 % y el 19 %, muy lejos de las cifras de temporadas anteriores: la segunda alcanzó un 95 % y la tercera un 79 %. Esta caída no solo se refleja en la percepción general, sino también en el rendimiento dentro de la plataforma. Durante su primera semana, la serie habría logrado apenas 7,3 millones de visualizaciones, una disminución superior al 50 % en comparación con el estreno de la tercera entrega.
El relevo en el papel de Geralt de Rivia —ahora interpretado por Liam Hemsworth— fue uno de los cambios más discutidos por los seguidores. Aunque la producción describió la salida de Cavill como una decisión “simbiótica”, buena parte de la audiencia ha mostrado resistencia al nuevo actor, al considerar que no logra reproducir el carisma y la fuerza que caracterizaron al personaje en las primeras temporadas.
A este escenario se suma una reconfiguración del tono y la narrativa que no ha terminado de convencer. Críticos señalan que la historia se ha vuelto más extensa y grandilocuente, perdiendo la esencia que originalmente la conectaba con el público. Según un análisis citado por Wikipedia, la temporada habría intentado transformarse en una gran saga al estilo Game of Thrones, sin lograr coherencia ni impacto emocional. Rotten Tomatoes resume el sentir general: aunque Geralt tiene un nuevo rostro, la serie empieza a perder frescura mientras se encamina hacia su final.
Este declive también ha salpicado al universo expandido de The Witcher. El spin-off The Rats: A Witcher Tale tampoco ha logrado posicionarse favorablemente, lo que complica los planes de expansión que Netflix venía adelantando para fortalecer la franquicia.
Aun con estos obstáculos, la plataforma sigue adelante con una quinta temporada ya en desarrollo, concebida como el cierre definitivo de la historia. No obstante, el panorama es incierto: la caída de esta cuarta entrega ha deteriorado la confianza del público y plantea el reto de recuperar terreno antes del desenlace. La gran incógnita es si la saga podrá reconectar con sus seguidores o si este será el comienzo del ocaso de una de las apuestas más ambiciosas de Netflix en el género fantástico.







