En un episodio digno de los pasillos más tensos de la política y el poder, el empresario Elon Musk y el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, protagonizaron un intenso y explosivo enfrentamiento en la Casa Blanca que casi termina en una confrontación física. El altercado ocurrió en los pasillos contiguos al Despacho Oval y fue presenciado por figuras clave del gobierno, incluido el presidente Donald Trump.
Según reportes del New York Times, lo que comenzó como una diferencia de opiniones escaló rápidamente a una escena cargada de gritos y tensión, al punto que un asistente debió intervenir para evitar que la discusión se tornara violenta. Un testigo lo describió como “una escena bastante ruidosa.
El motivo de la disputa fue el nombramiento del nuevo director interino del Servicio de Impuestos Internos (IRS). Musk, en su creciente rol como influyente asesor de la administración, impulsó a Gary Shapley para el cargo, y este fue designado sin que Bessent —nombrado por Trump como cabeza del Tesoro— fuera consultado. La decisión unilateral encendió las alarmas en el círculo interno del gabinete económico.
En un contragolpe inmediato, Bessent anuló el nombramiento y colocó a su propio candidato, Michael Faulkender, al frente de la agencia tributaria, en un movimiento que dejó al descubierto las fricciones internas dentro del equipo presidencial.
Este episodio no solo expone las grietas en la coordinación del gobierno, sino también la dificultad de integrar a figuras disruptivas como Musk en el engranaje de la administración pública. Y aunque la Casa Blanca ha intentado minimizar el incidente como “un intercambio de opiniones enérgico”, la escena dejó claro que en el corazón del poder estadounidense, los egos también pueden chocar con fuerza sísmica.