Con solo 15 años, un prometedor deportista británico vivió una experiencia que cambió por completo su vida. Su nombre es Callum Stone, un joven destacado en actividades físicas, cuyo mundo se alteró tras un dolor de cabeza aparentemente inofensivo. En enero de 2025, sus padres recibieron una llamada urgente de su escuela, informándoles que su hijo se encontraba mal y necesitaban ir a recogerlo.
Al principio, pensaron que el dolor de cabeza podría ser algo pasajero o una simple infección viral. Sin embargo, en el trayecto hacia casa, su padrastro notó comportamientos extraños en Callum. «No se comportaba como una persona normal», recordó al diario The Sun. Lo que empezó como un malestar común se transformó rápidamente en una preocupación mayor cuando el joven comenzó a hablar en voz alta, descoordinado, y sin poder articular correctamente. Al llegar a urgencias, Callum sufrió tres convulsiones en el camino, lo que aceleró la necesidad de atención médica urgente.
Tras una semana de estudios, incluyendo una punción lumbar, una tomografía computarizada y una resonancia magnética, los médicos hallaron una inflamación anómala en su cerebro. Aunque al principio la familia se relajó al ver que Callum había sido dado de alta con medicación y parecía haberse recuperado, el diagnóstico definitivo llegó el 11 de febrero y fue devastador: glioma difuso de grado cuatro, un tumor cerebral canceroso, inoperable debido a su peculiar forma, que se extendía como una telaraña por su cerebro.
El golpe para los padres fue durísimo, pero la verdadera sorpresa llegó cuando tuvieron que compartir la noticia con Callum. A pesar de la gravedad de su diagnóstico, el joven respondió con una sonrisa y un abrazo, mostrando más preocupación por el bienestar de su familia que por su propio futuro.