La noche del jueves 25 de septiembre, Blaine Milam, de 35 años, fue ejecutado mediante inyección letal en la Penitenciaría Estatal de Huntsville, Texas, tras ser hallado culpable del asesinato de la pequeña Amora Carson, de apenas 13 meses. El crimen, ocurrido en 2008, conmocionó a Estados Unidos por la brutalidad de los hechos: la bebé fue sometida a 30 horas de tortura bajo el pretexto de un supuesto “exorcismo”.
Milam fue declarado muerto a las 6:40 p. m., luego de que el Tribunal Supremo rechazara sus últimos recursos de apelación. En sus palabras finales, agradeció a quienes lo apoyaron y envió un mensaje religioso en el que pidió aceptar a Jesucristo como salvador. “Los amo a todos, llévame a casa, Jesús”, fueron sus últimas frases.
Durante el juicio, la fiscalía presentó pruebas que confirmaron que la menor sufrió golpes con un martillo, estrangulamiento, mordeduras y fracturas en distintas partes del cuerpo, además de signos de violencia sexual. La madre de la víctima, Jesseca Carson, entonces pareja de Milam, también fue procesada y sentenciada a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional, tras ser considerada cómplice directa del crimen.
Ambos tenían 18 años en el momento de los hechos. Según Milam, la madre fue quien aseguró que la niña estaba “poseída por un demonio”, lo que dio origen al supuesto ritual. Sin embargo, la justicia determinó que la responsabilidad recaía en ambos.
Antes de su ejecución, el convicto pidió como última comida un menú abundante compuesto por hamburguesas con queso, papas al horno, frijoles, judías verdes, huevos revueltos, pan, galletas, peras, salsa, té y agua.
La jornada de ejecuciones en Estados Unidos no terminó allí. Ese mismo día, en Alabama, Geoffrey Todd West, de 50 años, fue ejecutado mediante hipoxia de nitrógeno en el Centro Correccional William C. Holman. West fue condenado en 1999 por el asesinato de Margaret Parrish Berry, madre de dos hijos, a quien disparó en la nuca durante un asalto a una gasolinera.
A pesar de que el hijo de la víctima pidió clemencia, la ejecución se realizó minutos después de la de Milam, lo que convirtió al 25 de septiembre en una de las jornadas más duras del sistema de pena capital en EE. UU.