La posibilidad de trasladar a los hipopótamos que dejó Pablo Escobar en el Magdalena Medio vuelve a estancarse. Aunque países como India y México se han mostrado dispuestos a recibir algunos ejemplares, el Gobierno colombiano no ha logrado expedir los permisos necesarios para su salida legal del país, y las alarmas se encienden ante el descontrol de esta especie invasora.
El presidente Gustavo Petro propuso en julio enviar varios de estos animales —más de 200 actualmente— al extranjero, pero hasta el momento la translocación no ha sido autorizada por el Ministerio de Ambiente, que alega dificultades técnicas y falta de respuesta por parte de los países receptores. Según Cornare, la entidad encargada del manejo de fauna silvestre en la región, el principal obstáculo ha sido la falta del permiso CITES, imprescindible para cualquier traslado internacional de fauna.
En 2023, el Centro Zoológico de Rescate y Rehabilitación Greens, en India, ofreció recibir 60 ejemplares, asumiendo todos los costos y garantizando condiciones óptimas. También el santuario Ostock, en Sinaloa (México), se mostró dispuesto a acoger diez animales. Sin embargo, el Ministerio no ha concretado los trámites ni ha gestionado con éxito la coordinación con las autoridades de esos países.
El Ministerio informó que ha explorado opciones con Ecuador, Perú, Filipinas, República Dominicana y Sudáfrica, sin resultados favorables. También intentó alianzas con redes internacionales como ALPZA y WAZA, pero estas entidades informaron no tener capacidad para albergar hipopótamos colombianos, citando restricciones de bioseguridad y limitaciones logísticas.
En el ámbito nacional, solo el zoológico de Guátika (Boyacá) ha aceptado recibir tres ejemplares y ya adelanta adecuaciones. Otra posibilidad sería el Santuario Vantara, en India, donde aún se evalúa la idoneidad del espacio.
La creciente población de hipopótamos sigue siendo una amenaza ambiental y de seguridad. Las comunidades del Magdalena Medio temen una tragedia ante la falta de control, mientras el país sigue atrapado en la burocracia.







