Ante el Juzgado 37 de Control de Garantías de Bogotá, la Fiscalía General de la Nación imputó el delito de homicidio agravado en calidad de coautor a Juan Carlos Suárez Ortiz, único capturado por el asesinato de Jaime Esteban Moreno Jaramillo, un joven estudiante de Ingeniería de Sistemas de la Universidad de Los Andes que perdió la vida tras ser brutalmente agredido a la salida de una fiesta de Halloween.
El trágico hecho ocurrió en la madrugada del 1 de noviembre, luego de que Moreno saliera de la discoteca Before Club, ubicada en el norte de la capital. De acuerdo con la investigación, el joven fue interceptado por cuatro personas disfrazadas, quienes lo atacaron a golpes hasta dejarlo inconsciente. La Fiscalía determinó que la golpiza comenzó hacia las 3:25 a. m., y que Suárez, junto a otro agresor que aún se encuentra prófugo, lo derribó a punta de puños y luego le propinó múltiples patadas en el rostro y el cuerpo mientras estaba en el suelo.
Durante la audiencia, la fiscal del caso relató que una mujer identificada como Kaleidymar Paola Fernández Sulbarán, vestida con un disfraz azul, incitaba a continuar con la agresión, mientras la víctima sangraba por la nariz y la boca y se ahogaba con su propia sangre.
“Muerte violenta secundaria a agresión”
El joven fue trasladado de urgencia al Hospital Simón Bolívar por agentes de la Policía Nacional, donde ingresó en estado crítico. Según el informe médico, presentaba politraumatismos severos en la cabeza, el rostro y el tórax, además de haber sufrido un paro cardiorrespiratorio. La Fiscalía confirmó que el deceso fue clasificado como “muerte violenta secundaria a agresión”.
“No acepto cargos”
Durante la diligencia judicial, Juan Carlos Suárez se declaró inocente y aseguró “no aceptar los cargos” imputados por el ente acusador. El juez del caso le recordó que el delito de homicidio agravado puede implicar una pena entre 40 y 50 años de prisión.
Un crimen por una causa insignificante
Sobre los posibles móviles, la Fiscalía señaló que el ataque obedeció a un motivo fútil, sin razón aparente que justificara la violencia ejercida. “El actuar del procesado fue resultado de una causa insignificante”, explicó la fiscal del caso, calificando los hechos como una acción homicida desproporcionada y carente de sentido.
El proceso continúa mientras las autoridades buscan al resto de los involucrados en este crimen que ha conmocionado a Bogotá y al entorno universitario del país.







