La crisis sanitaria que desde hace semanas afecta a comerciantes, vendedores y transeúntes en los alrededores del Mercado Público de Santa Marta comenzó a ser atendida por la Empresa de Servicios Públicos del Distrito (Essmar E.S.P.), que desplegó cuadrillas de operarios para ejecutar trabajos de mitigación en la zona. La intervención más reciente incluyó la instalación de una tubería en el cruce de la Avenida del Ferrocarril con calle 12, además de la disposición de una motobomba para evacuar las aguas residuales acumuladas en el manjol.
El rebosamiento de aguas negras, que ha convertido varias calles en focos de contaminación, no solo genera malos olores que impregnan el aire, sino que también afecta directamente a la dinámica económica del sector. Los comerciantes denuncian que la clientela evita permanecer en la zona debido a la fetidez y al deterioro del entorno, lo que repercute en una disminución significativa de las ventas.
Los puntos críticos de esta emergencia se ubican principalmente en la carrera 9 con calle 12, la calle 13 con Avenida del Ferrocarril y la carrera 7 con calle 11 esquina. En estos lugares, a partir del mediodía, las alcantarillas se convierten en verdaderas fuentes de aguas descompuestas que se extienden por las calles. El resultado es un panorama poco alentador: olores nauseabundos que se esparcen por una amplia zona residencial y comercial, incomodando tanto a residentes como a transeúntes que deben cubrirse la nariz para soportar el tránsito por el sector.
La comunidad ha manifestado su indignación y malestar por una situación que califican como insostenible, dado que los brotes de aguas residuales no solo representan un riesgo para la salud pública, sino que también proyectan una imagen negativa de la ciudad. Ante ello, Essmar ha explicado que las acciones en marcha corresponden a medidas de mitigación mientras se busca una solución estructural al problema del sistema de alcantarillado, que evidencia un rezago histórico en inversión y mantenimiento.
Con estas maniobras iniciales, se espera al menos contener el rebosamiento y reducir los efectos inmediatos de la emergencia sanitaria, aunque la ciudadanía insiste en la necesidad de planes integrales y permanentes que garanticen un servicio digno y seguro.