Lo que inició como una movilización cultural y pacífica en el marco del “Carnaval de la Cumbre Nacional Popular” terminó empañado por hechos de vandalismo en el norte de Bogotá. Personas encapuchadas aprovecharon el recorrido para realizar grafitis en varios edificios residenciales y comerciales, dejando mensajes como “muerte al burgués”, “gringo go home” y “volveremos por lo que nos quitaron”.
La Secretaría de Seguridad confirmó que ya se adelantan labores de recolección de información con el fin de individualizar a los responsables. El secretario César Restrepo calificó estos actos como “inaceptables y de intimidación”, señalando que se buscaba generar una trampa para que las autoridades reaccionaran con fuerza desmedida. En su criterio, los mensajes de odio constituyen un llamado a la violencia que pone en riesgo la convivencia ciudadana.
Ante lo ocurrido, la Alcaldía de Bogotá anunció la habilitación de un correo institucional para que los ciudadanos puedan enviar videos, fotografías o testimonios que ayuden a identificar a los responsables de los desmanes. De igual forma, la administración reiteró que se garantizará el derecho a la protesta pacífica, pero no se tolerarán ataques contra la infraestructura ni el uso de lenguaje violento.
La comunidad también reaccionó. En horas de la noche, vecinos y defensores del espacio público se organizaron para borrar las pintas y recuperar la imagen del sector. Para muchos, la acción representó un rechazo simbólico frente a quienes buscan afectar el espacio común y deteriorar el carácter legítimo de las manifestaciones ciudadanas.
En paralelo, la jornada dejó importantes afectaciones en la movilidad. La Secretaría de Movilidad reportó bloqueos en la carrera 7 con calle 72, la carrera 9 con calle 76 y la autopista Norte con calle 82, entre otros puntos, lo que generó congestiones prolongadas en varios corredores de la ciudad.
Expertos como Hugo Acero, exsecretario de Seguridad, advirtieron que este tipo de actos son promovidos por grupos minoritarios que se camuflan en las movilizaciones con un discurso radical, pero cuyo propósito no es transformar la sociedad sino entorpecer la vida urbana y desprestigiar las protestas pacíficas.
Con estas medidas, la Alcaldía busca dejar un mensaje claro: se defenderá el derecho a la manifestación, pero se actuará con firmeza frente a quienes promuevan la violencia y el vandalismo en la ciudad.







