Un nuevo estudio internacional ha revelado señales preocupantes sobre el comportamiento del glaciar Thwaites, en la Antártida Occidental, una colosal masa de hielo conocida popularmente como el “Glaciar del Juicio Final” por su potencial impacto en el aumento del nivel del mar. La investigación, publicada en Journal of Geophysical Research: Earth Surface y liderada por Debangshu Banerjee, del Centro de Ciencias de Observación de la Tierra de la Universidad de Manitoba, analiza dos décadas de observaciones satelitales y mediciones GPS para entender qué está desestabilizando a uno de los glaciares más vigilados del mundo.
Los científicos concluyeron que la plataforma de hielo oriental del Thwaites (TEIS) ha atravesado un debilitamiento progresivo a causa de un complejo proceso de fracturación interna que se ha intensificado en los últimos veinte años. La zona más crítica se ubica en un sector de cizalla ubicado antes del punto de anclaje submarino, un lugar que anteriormente servía como soporte natural, pero que ahora actúa como un punto que facilita la desestabilización. El equipo documentó una secuencia de cuatro fases que han modificado su estructura y han permitido que el hielo fluya más rápido hacia el océano.
El estudio detalla dos grandes etapas en este proceso: primero, la aparición de fracturas largas que se extienden en la misma dirección del flujo del glaciar; y después, una proliferación de grietas más cortas que se orientan de forma perpendicular. Esta combinación ha ido separando la plataforma de su apoyo en el fondo marino, acelerando su desplazamiento y comprometiendo la firmeza que ayudaba a contener el avance del hielo continental.
Los investigadores también destacan un fenómeno de retroalimentación positiva: a medida que aumentan las fracturas, el hielo acelera su movimiento, y ese incremento en velocidad genera nuevas tensiones que abren más grietas, potenciando la desintegración. El equipo advierte que la desestabilización registrada en esta zona influye directamente en el comportamiento del resto de la plataforma, lo que significa que los cambios locales pueden desencadenar consecuencias a gran escala.
Otro hallazgo relevante es que el avance de las fracturas en el centro de la TEIS supera la velocidad del derretimiento que ocurre en su base por acción del agua cálida. Esto sugiere que, en las fases recientes, la pérdida de estabilidad no está dominada por el derretimiento basal, sino por los cambios internos del hielo, lo que representa un cambio importante en la comprensión de los procesos que afectan al Thwaites.
Para realizar este seguimiento, el equipo empleó imágenes satelitales de alta resolución de los programas Landsat y Sentinel-1, complementadas con datos GPS obtenidos desde estaciones instaladas directamente sobre la plataforma. Con estos registros, los expertos trazaron mapas detallados de la evolución de las grietas, analizando su extensión, dirección y ritmo de crecimiento en tres áreas clave: el punto de anclaje, la zona central y la región aguas arriba.
El potencial colapso del Thwaites es motivo de preocupación mundial. El glaciar contiene suficiente hielo como para elevar el nivel del mar cerca de 65 centímetros si cediera por completo, una cifra capaz de transformar zonas costeras en todos los continentes. El estudio sostiene que los patrones de fracturación observados podrían repetirse en otras plataformas antárticas que muestran señales similares de debilitamiento, lo que refuerza la necesidad de monitoreo constante.
Aunque la comunidad científica aún debate el estado real del retroceso del Thwaites —algunos estudios apuntan a que ya está en marcha, mientras otros no encuentran evidencia de inestabilidad marina inmediata—, los autores subrayan que el mecanismo de fracturación identificado podría acelerar cualquier proceso de colapso. Además, la pérdida de plataformas flotantes como la TEIS reduce el efecto de “buttressing”, una especie de freno natural que impide el desplazamiento rápido del hielo terrestre hacia el océano.
En conjunto, los resultados ofrecen una nueva perspectiva para comprender y anticipar la dinámica de las plataformas de hielo antárticas y su influencia en los sistemas climáticos globales, convirtiendo al Thwaites en un laboratorio natural que alerta sobre lo que podría ocurrir en otras regiones polares vulnerables.







